2018-04-08

Reporte Androide #1

Quiero aprovechar los últimos momentos de mis vacaciones de primavera para escribir un poco sobre un tema que capturó mi atención pero no llegó a ser un artículo "completo". Quizá esto se vuelva algo más habitual y por eso añadí el "1" en el título. Tenía algunos artículos en mente que ameritaban miles de palabras cada uno pero, entre la procrastinación y la parálisis por análisis, llegué al fin de la Pascua sin redactar ninguno. Así que aquí va un comentario exprés, que tal vez sea más cómodo para algunos lectores que prefieran textos más cortos a los que usualmente produzco.

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Las Tres Derechas
Para nuestra desgracia colectiva, México se verá inundado por las campañas presidenciales por los próximos 100 días aproximadamente. Para mi desgracia personal, he escuchado ya varias entrevistas y debates con los candidatos, y puedo concluir que esta vez que estamos jodidos. Desde hace más de un año le he seguido la pista a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y he estado cada vez más y más preocupado. Primero fue la entrevista con León Krauze el año pasado, luego a principios de este año con Jorge Ramos y hace unas semanas con los periodistas de Milenio. Las entrevistas con Krauze y Ramos me parecieron más que suficientes para exponer a AMLO como un candidato desastroso. Sincero y carismático tal vez, pero senil y anticuado también. Cuando te preguntan a quemarropa si Maduro y Castro son dictadores, la respuesta de un demócrata es un simple , pero AMLO no pudo más que insistir en cambiar de tema. Lo mismo va para el aborto o matrimonio igualitario. Siendo honestos, el desempeño de AMLO con el grupo Milenio parece relativamente decoroso, si uno no sabe nada de nada. Me hubiera gustado ver más preguntas de Carlos Puig y Jesús Silva-Herzog, que son periodistas competentes. Carlos Marín fue, como siempre, absolutamente abominable.

Yo voté por AMLO en 2006 convencido de que era el mejor candidato, y luego en 2012 convencido al menos de que los otros dos eran peores. Ahora no podrá ser la tercera vez. Es claro que vive separado de la realidad, que no entiende lo que es no solamente una democracia sino, crucialmente, una república constitucional—no puedes simplemente poner a consulta todo. El mexicano promedio es homófobo, misógino, xenófobo y algo racista, sumamente mocho y retrógrada en asuntos científicos varios. Yo no quiero que decidan por mí la política energética o los derechos humanos personas que no saben siquiera separar la basura. Sí, es una posición elitista. También es una posición cuerda.

MORENA es un partido de oposición, pero no es para nada de izquierda, a menos que se considere "de izquierda" culpar de todo a Estados Unidos, que es lo único que parece unir a sus militantes. El uso de la palabra "neoliberalismo" sin sarcasmo o ironía es una señal de podredumbre intelectual que no puedo dejar pasar tampoco. Destaca en el punto ideológico también su alineación con la ultraderecha a través de su alianza con el partido Encuentro Social y su inclusión de militantes panistas de los más nefastos como Germán Martínez, Gabriela Cuevas y Napoleón Gómez Urrutia.

Así, me encuentro en una situación inaudita como elector: llegaré a las urnas a escoger mi veneno de entre puros partidos y/o coaliciones de derecha. Las ratas corportatistas inmundas del PRI, los mochos pirruris del PAN y la Zavala (el PRD ya es un partido zombi), y los mochos hippies de MORENA. El conservadurismo económico, social y populista representados ampliamente—y nada más. No hay una opción moderna y cosmopolita que enfrente al mundo como es y no como quisiera que fuera. Esta vez la ventaja de AMLO parece insuperable y tiene la experiencia de 2006 y 2012 para, presumiblemente, protegerla mejor.

En el podcast de Jorge Ramos pueden ver entrevistas a Anaya y Zavala, que tampoco salen tan bien. Zavala en particular me provoca repulsión. A Anaya le noto mucha indignación y no es nada tonto, pero no tiene una sola propuesta aparte de "voten por mí, no soy AMLO". Meade es el más competente en cuanto a preparación y experiencia, pero cualquiera que levante la mano para representar el PRI queda descalificado automáticamente por cuestiones éticas. Ahora me inclino por anular mi voto, pues no puedo quitarme el asco de la boca al pensar en votar por el PRI o el PAN. Quisiera estar equivocado acerca de AMLO, pero las señales son demasiado claras.

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