2017-08-20

Desenredado

Me robé esta imagen del artículo en The Atlantic (ver texto más adelante).

Dentro de (ojalá) muchos años, cuando esté por morir, voy a volver la mirada a mi vida y reflexionar sobre las cosas a las que debí dedicar más tiempo. Vivimos como si fuéramos a vivir para siempre, y solamente cuando estamos cerca del fin, o de alguien cercano a su fin, recapacitamos y pensamos en las cosas realmente importantes que quisiéramos haber hecho con nuestro tiempo. Para muchos, eso casi siempre es haber pasado más tiempo con seres queridos, viajando, creando o disfrutando arte, o aprendiendo algo que siempre quisieron pero no se animaron a intentar. Puedo imaginarme pensando algo como "debí pasar más tiempo con mi hijo cuando estaba chiquito" o "debí dedicarle más tiempo a un instrumento musical." Por otro lado, la idea de usar más tiempo de nuestras cortas vidas haciendo algo innecesario y/o desagradable a propósito nos parece absurda, y por supuesto que nadie piensa en eso en su lecho de muerte. Nadie piensa "debí haber pasado más tiempo en el tráfico." Y de la misma manera, nadie va a pensar: "Debí pasar más tiempo en Facebook."

Y sin embargo, millones de personas alrededor del mundo pierden tiempo en actividades desagradables de manera completamente voluntaria, al ritmo de dos o tres horas diarias, para lograr... ¿qué, exactamente? No lo sé, a pesar de haber sido usuario de Facebook desde 2007 y de Twitter desde 2015. Bueno, hay algunos datos acerca de las redes sociales que pude encontrar, irónicamente, en las redes sociales:
  • Un adulto promedio pasa dos horas diarias en redes sociales.
  • Los adolescentes actuales pasan hasta nueve horas diarias en redes sociales.
  • Con el tiempo que se dedica a las redes sociales, un lector promedio podría terminar 200 libros en un año.
Personalmente, yo empecé a pensar que algo no andaba bien a principios de este año, cuando me encontré con que pasaba cada vez más tiempo irritado cuando estaba en redes sociales. Bueno, suelo ser irritable en lo general, pero se supone que las redes son, en teoría, un escape o entretenimiento. Pero siempre que reflexionaba sobre cómo me sentía al estar en las redes, y sobre todo después, me daba cuenta de que siempre me sentía peor. Teorías conspiranóicas, defensas de dictadores asesinos, memes repetidos cientos de veces, comentarios estúpidos sobre noticias deprimentes y gente idiota en general que se supone son mis amigos. Las pocas cosas que valían la pena las podía encontrar por otros medios, como noticias, humor y artículos interesantes. Pero una y otra vez, actuando en contra de mi propio interés, volvía a entrar y volvía a pasar 20 o 30 minutos de mi vida absorbiendo pendejadas. Datos como los de arriba ya me hacían dudar de que estuviera recibiendo algún retorno sobre mi inversión (de tiempo) en redes sociales. ¿Estaba más informado, o más entretenido, o más "conectado" como para que valiera la pena el dolor en el cuello, el mal humor, o el tiempo perdido en estar meramente distraido?

En los últimos meses, Cal Newport, Tristan HarrisJean Twenge y Andrew Sullivan me han convencido de que no lo vale. Puedo mantenerme informado de las cosas que me interesan suscribiéndome a alertas por correo, que puedo revisar cuando quiera o no. No necesito interrumpir mi concentración cada 10 minutos "por si pasa algo", porque casi nunca pasa y, cuando sí, hay más desinformación que información al principio (piense en cualquier ataque terrorista, por ejemplo). No es mi trabajo estar al tanto de todo, y probablemente no sea sano siquiera aspirar a ello. Además, en un mundo en el que cada vez más gente queda cognitivamente discapacitada, la capacidad de concentrarse ininterrumpidamente en tareas difíciles dará cada vez más resultados para quienes sí la tienen.
Creo que este comportamiento es erróneo. En una economía capitalista, el mercado recompensa las cosas escasas y valiosas. El uso de redes sociales es decididamente no-útil y no-valioso. Cualquiera con 16 años y un teléfono puede inventar un hastag o compartir un artículo viral. La idea de que dedicarse a esta actividad de bajo valor lo suficiente de algún modo acabará sumándole valor a nuestra carrera es la misma alquimia dudosa que forma el núcleo de la mayoría de las estafas y trivialidades en los negocios.

(Newport en el New York Times, mi traducción)
Quizá no sea el mejor físico teórico en términos de intelecto bruto pero, si logro ser el que no está distraído con pendejadas, puedo aventajar a los demás solamente haciendo lo que se supone que tengo que hacer sin distraerme. Ya cerré mi cuenta de Twitter hace un par de días y estoy desactivando la de Facebook en estos momentos. Se supone que el servicio de mensajería instantánea con mis contactos puede sobrevivir la desactivación de la cuenta. Vamos a ver. Si no, que muera. Ya estoy convencido de que no vale la pena en términos de costos y beneficios.

Puede que la audiencia en este blog disminuya hasta casi morir, ya que depende mucho de que lo comparta en Facebook. Aún así seguiré escribiendo, y probablemente hasta lo haga más seguido. Se supone que puedo mantener la página del blog activa (ver Contacto) e ingresar por medio de una aplicación externa, Buffer, que me permite publicar en redes sociales de manera automática sin tener que ingresar a ellas. De nuevo, vamos a ver. De cualquier modo, algo me dice que no ve voy a arrepentir.



Blog de Carl Newport
Sitio de Tristan Harris

Modern Media is a DoS Attack on Your Free Will, entrevista con James Williams, ex-diseñador en Google.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.